domingo, 6 de julio de 2008

MAESTROS SIEMPRE EN EL CORAZON DEL PUEBLO

¿POR QUÉ CREEMOS EN NUESTROS MAESTROS? ¿POR QUÉ QUEREMOS A NUESTROS MAESTROS? ¡POR QUÉ DEFENDEMOS A NUESTROS MAESTROS?
POR, JOSÉ ROUILLON/ Sociólogo, y Educador.
Febrero, 2008/ Publicado en la Revista de la Derrama Magisterial.

Creemos, queremos y defendemos a nuestros maestros y maestras porque ellos y ellas son el alma del país. Son los colaboradores especiales para la lectura del mundo y de nuestra realidad. Son la fuente de vida de la recreación del espíritu de los niños y de los jóvenes. Son la palabra silenciosa pero activa que hace brotar utopías en el corazón del pueblo para transformar la realidad. Son el sacrificio interior del alma noble que da su tiempo y su vida por crear sueños y esperanza a generaciones y generaciones de peruanos.

Son el alma noble que da vida digna al servicio de los demás. Es el fuego que da calor a los corazones que empiezan a conocer su patria. Es el alma generosa en medio de los ríos, de la lluvia y del sol que amanece todos los días en todos los rincones de la patria. Son la mirada atenta a los acontecimientos que atraviesan la historia de nuestros pueblos. El maestro es la memoria viviente de nuestras comunidades. Es la mano amiga que ayuda a fortalecer voluntades, templar el carácter, orientar el intelecto y el discernimiento, cultivar gestos y actitudes democráticas, compartir una nueva lectura del mundo para transformarlo. Las maestros y las maestras del Perú dan ejemplo cotidiano, con entrega y dedicación, el cumplimiento de las responsabilidades y la exigencia del cumplimiento de los derechos. Forman parte de la gran experiencia de participación en la vida democrática que se realiza en la escuela.

Los maestros y maestras son los que abren cada repliegue del alma de los niños y jóvenes que llegan cada día a la presencia de su corazón para transmitirles ganas de saber vivir con fuerza la visión de un nuevo país a reconstruir. Ayudan a pensar, a sonreír, enseñan a cantar, declamar, cultivar el arte y la música, motivando a ser mejores. Enseñando a compartir, explicando lo aún no comprendido, intercambiando saberes y, por supuesto, su tiempo, y sus años de estudio.

Son el hermano mayor que cuida la salud espiritual y moral de nuestros hijos y de los hijos de nuestros hijos. Cada maestro, cada educador es la tradición viviente del anuncio y promesa de la patria nueva. Es la mirada que dá la confianza y la alegría de vivir, y de ser más, cada día que pasa, sumando años y años de reflexión y estudio.

Los maestros y las maestras no pasan, aunque pasen los años. Es una larga vida de entrega en las buenas y en las malas. Son el testimonio vivo de amor, de comprensión, de sacrificio permanente. Ellos siempre están presentes, siempre están codo a codo participando y conviviendo en los acontecimientos diarios de nuestro país.

Son el padre substituto y la madre substitutos a los que recurren nuestros niños al tener padres y madres trabajadores fatigados por largas horas de trabajo y por sentirse en la necesidad de llevar un pedazo de pan a sus hogares, y que casi ya no tienen el tiempo de dedicación que sus hijos e hijas necesitan. Ellos comparten y complementan el calor humano, el secar las lagrima de hogares sufrientes, con sus corazones acogedores para que nuestros hijos sigan en pie y no abandonen sus estudios ni el recto camino de valores necesarios igualmente para ser honestos y ejemplos de esfuerzo.

Ellos y ellas, dentro de sus mentes y corazones siempre están dispuestos para preparar y actualizar los conocimientos para ser reelaborados, actualizados, contextualizados, recreados, trasmitidos y vivenciados.

No tienen horas de descanso. Y, a pesar del cansancio, siguen estudiando permanentemente para que nuestros hijos e hijas lleguen a ser personas de valer, de ideales, de esfuerzo para construir una sociedad habitable, amable y cariñosa. Son los constructores de una sociedad menos fea, y más plenamente humana, como nos diría también Paulo Freire.

Por esto y por mucho más, creemos, queremos y defendemos el ser humano, inacabado, siempre en formación y búsqueda que son nuestros maestros. Seres también muchos de ellos, igualmente padres de familia, solidarios con todos los padres y madres. Son seres como toda persona que viene de un hogar, de una familia, seres mortales, con defectos como todos, con limitaciones como todos, es decir, seres humanos como todos, en formación y superación permanente..

Son seres igualmente sufrientes, necesitados de cariño, de comprensión, de apoyo, de solidaridad, de ternura, como todo ser en la tierra lo necesita. Su vida entregada y comprometida por una sociedad justa, su vida profesional merecen nuestro respeto.

Son también profesionales que han generado, que han dado nacimiento, con paciencia y perseverancia, el descubrimiento de nuevas vocaciones de servicio al país. El maestro y maestra se proyectan a través de muchos otros el amor y compromiso por la construcción de un nuevo orden social. Es un multiplicador de esperanzas y de sueños a lo largo y ancho de nuestra costa, sierra y selva.

¡Que importante es que nuestras autoridades administrativas apoyaran sinceramente a nuestros maestros y maestras en tan sagrada, abnegada y bella vocación y trabajo y actuaran coherentemente en el trato humano que requieren, y dedicaran los presupuestos para mejores y justas remuneraciones, mejores condiciones de trabajo, se avergonzaran y rechazaran políticas enemistosas y discriminatorias.

Hacemos un llamado positivo para que existan palabras de reconocimiento sinceras pero con políticas reales de ascenso humano, estímulos morales y económicos para nuestros educadores y educadoras, reconociendo dignamente las horas de preparación de clases, sus años de servicio, procurando apoyo a los trabajos de investigación, respetando su derecho de organización, de capacitación permanente sin discriminación alguna, respeto y aliento a su derecho de luchar por sus reivindicaciones, en particular el derecho de huelga cuando las puertas del diálogo se cierran, y especialmente con mejores sueldos de acuerdo a los ingresos de la Caja Fiscal y por los índice de crecimiento económico por las autoridades del Gobierno Central y administrativas del propio Ministerio de Educación!

El maestro siempre ha estado y está presente por una educación liberadora, a pesar de todos los olvidos y maltratos recibidos, y que no pueden haber razones suficientes que lo justifiquen, ni por ninguna razón pueden ser justificados las represiones, insultos, ni por las leyes promulgadas que limitan y penalizan sus derechos de protesta, ni por las que verdaderamente les hacen perder beneficios económicos adquiridos con tanto esfuerzo y tantas luchas.

Estamos contigo, maestros y maestras peruanos. Luchemos y trabajemos siempre por la unidad.

¡NO HAY MAESTRO Y MAESTRA SOLOS. NO PUEDE HABER UN SOLO MAESTRO Y MAESTRA OLVIDADO NI AISLADO!
¡TODA LA SOCIEDAD ES RESPONSABLE DE CONVERTIRSE EN UNA COMUNIDAD EDUCADORA! ¡POR UN COMPROMISO ÉTICO Y PROFESIONAL EN LA LUCHA!
¡LOS NIÑOS Y JÓVENES DEL PAÍS COMPRENDERÁN NUESTROS SACRIFICIOS Y LUCHAS REIVINDICATIVAS INTEGRALES Y UNITARIAS EN LA ACCIÓN!
¡LOS MAESTROS, NIÑOS Y JÓVENES CON SUS PADRES DE FAMILIA EN UNA SOLA LUCHA! ¡SÓLO EL PUEBLO LIBERA AL PUEBLO!
¡POR UNA EDUCACIÓN LIBERADORA MULTIDIMENSIONAL!

José Rouillon
Foro-Red Paulo Freire-Perú
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José Rouillon Delgado
"La alegría no es enemiga del rigor científico"
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