El 12 de enero, Santiago amaneció con un extraño hedor a mentira que sorprendió a sus habitantes decididos a sudar la larga canícula del verano chileno. No se trataba de ninguna catástrofe natural, el hedor venía de la presencia en Chile de unos de los sujetos más farsantes, canallas y vulgares que ha dado la política en los últimos veinte años: José María Aznar, de la mano de Sebastián Piñera, un sujeto con ansias de gobernar el país para beneplácito de una derecha que jamás ha dejado de ser fascistoide, inauguraba un encuentro sobre liderazgo para jóvenes emprendedores. Leer Más. …
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